Crecí en las afueras de Tumbaco, cuando aún era pueblito dejado con sus propias tradiciones. En la mañana iba al colegio con enormes espacios verdes, árboles, y disfrutaba mucho la biblioteca. Toda la mañana hacía solazo. Regresaba a almorzar a la casa y caía el aguacero.
Mi casa tenía su propio jardín y espacio verde también, pero abajo no estaba cerrado, sino que conectaba con el terreno del vecino. Baldío al natural, sin basura ni nada. El campo. De niño disfrutaba mucho por ahí. De adolescente ya me sentía lejos de mis amigos.
Aquí fue cuando en las tardes de lluvia en el campo allá lejos de la ciudad llegó el Internet, a fines de los 90. El celular había llegado antes que la línea del teléfono. Queríamos pedir una segunda línea para ocupar una con Internet y hablar por la otra, pero nunca llegó.
Si de niño los libros me ayudaron a conectarme con el mundo (soy sordo), luego el Internet me ayudó a conectarme con amigos. Hotmail y MSN Messenger usaba la mayoría. Pero ni en ese entonces ni hoy me paso en chats. El Internet en sí me pareció interesantísimo para trabajar.
Yo tenía un libro (por ahí tengo aún) de ‘El imperio contraataca’ de Donald F. Glut. Le dije a un amigo para subirlo a Internet y venderlo. Yo transcribiría, él lo difundiría. Con la conexión más lenta del mundo ya nos soñábamos piratas. Hoy me río porque no transcribí ni el primer capítulo.

Hoy salgo a pasear con los perros en el solazo todos los días. Y siempre prefiero las conversaciones en persona. Los chats, foros, etc., son sólo para quedar en algo. Tomo distancia del mundo digital, lo uso a mi conveniencia y lo observo. Hay mucho mal, no vale hacer vida ahí.
Las herramientas de hackers son cada vez más sofisticadas. Por eso conviene curar círculos y bloquear. No hacer enemigos en línea. Por otra parte, hay un montón facilidades que provee el Internet. En especial: el ahorro del tiempo. Tu tiempo es tu activo más importante.
Una de las habilidades más importantes en el trabajo, por ejemplo, no es contratar gente, es despedirla. Siempre hay quien se te sube encima y se acomoda. Ojalá hubiera aprendido eso antes, pero ya lo sé ahora. Si eres sabio, aprenderás de los errores ajenos. Curar círculos.
Yo sé para qué te sirve el Internet. Por eso cuento esta historia. Haz tu sitio web conmigo. Comienza el próximo año con un avión que despega con la cara hacia el sol. Feliz Navidad y feliz año nuevo.